Katiana Vicens Guillén
Secretaria general de CCOO de las Illes Balears
Una buena parte de la ciudadanía estamos llamados, dentro de unos días, a elegir los que nos deben representar (en los parlamentos, diputaciones, consejos o cabildos insulares, ayuntamientos y otras entidades locales) y que tendrán la obligación de formar los diferentes gobiernos (autonómicos, provinciales, insulares, locales). Sin duda, de esta elección depende en buena parte el futuro de nuestros pueblos. Así como el que elegimos hace cuatro años ha contribuido, y mucho, a modificar la fisonomía de la sociedad en la que hoy vivimos.
En las Illes Balears no hemos sido diferentes de la mayoría de comunidades autónomas. Dimos al azul adornado con gaviotas (será por aquello de ser mediterráneos) la capacidad absoluta de decidir por nosotros, pero sin nosotros, y así nos ha ido! Entraron como un toro en unos encantos y con el discurso de “sabemos lo que hay que hacer y lo haremos” lo cambiaron todo radicalmente, estableciendo nuevos núcleos de poder y destruyendo todos los contrapesos existentes.
El Gobierno, del PP, ha venido adoptando las decisiones que en cada momento ha considerado oportunas sin el más mínimo intento de negociación ni acuerdo. Nada de nada de aquel modelo político que facilita a los ciudadanos su organización y la asociación para que puedan ejercer influencia directa en las decisiones públicas. Por el contrario, nos han recordado de manera constante que nosotros sólo somos el pueblo, que nuestra soberanía consiste en elegir nuestros representantes cada cuatro años y mientras tanto ellos, el Gobierno, nos gobierna, porque representa al pueblo y lo que hace es por su bien.
Vaya visión restrictiva y simplista del ejercicio de la soberanía popular! Sin duda, con este talante han ayudado mucho a la desafección de la ciudadanía éstos que han demostrado gobernar sólo para sus intereses y los de sus súbditos, o mejor dicho, han demostrado ser ellos los súbditos del capital y de los lobbys empresariales, gobernando por los intereses de éstos y sometiendo al resto.
El resultado de todo ello lo podemos resumir en: una tasa de desempleo de más del 22%; más de 40.000 hogares donde todos sus miembros en activo están parados; una tasa de protección por desempleo de sólo el 30%; unas relaciones laborales en las que predomina la precariedad con un 57% de este tipo de empleos (temporales, fijas discontinuas, a tiempo parcial); una tasa de pobreza de cerca del 30%; un ataque sin precedentes a los servicios públicos, a la lengua y a la cultura propias de las Iles Balears, a los sindicatos, especialmente a CCOO y UGT; y la eliminación de la participación institucional y la concertación social.
Sin embargo, ahora nos dicen que estamos mejor, pero lo cierto es que en nombre de la libertad “de los menos” recortan la libertad “de los más” para impedir que “los muchos” que no gozan de nada puedan evitar que “los pocos “gocen de mucho.
En resumen, en los últimos años hemos visto y hemos sufrido como nuestra joven y débil democracia se ha convertido en un régimen autoritario. Sí, lo digo bien, aunque suene excesivo, dado que los regímenes autoritarios se caracterizan, entre otros, por ejercer el poder de manera unilateral sin dar lugar a negociaciones ni buscar el consenso social; por la existencia de normas o leyes represivas que restringen las libertades civiles e individuales; por la agresividad con la oposición; por la concentración del poder en unas pocas personas o grupos; etc.
No es la primera vez que líderes elegidos democráticamente han ejercido su poder de forma autoritaria, corrompiendo la idea de democracia real y participativa. Y esto ocurriría especialmente cuando un partido que obtiene mayoría absoluta utiliza esta ventaja para hacer cambios de profundo calado. Así, en España, y también en las Illes Balears, la democracia de antes ha dado paso al autoritarismo actual. Y ¿qué distancia hay del autoritarismo al totalitarismo? Prefiero no saberlo. Eso sí que da miedo!
Necesitamos un gobierno de ojos y oídos bien abiertos a la realidad socioeconómica de nuestras Islas. Porque los ciegos, sordos y mudos con los trabajadores, los que nos han empobrecido y permitido que nos esclavicen o que nos dejen fuera de casa mientras ellos miran hacia otra parte, nos han demostrado no ser merecedores de seguir al frente de las instituciones responsables de velar por nuestro bienestar.
Otra forma de gobernar, no sólo es posible sino que es necesaria, y sería deseable que el próximo gobierno de las Illes Balears tenga el apoyo de más del 27% del censo electoral; sí, un gobierno elegido por el 27% de los ciudadanos con derecho a voto nos ha impuesto su voluntad y negado el diálogo al resto. Quizás es un gobierno con legitimidad, pero no ha demostrado tener legitimación, e incluso ahora parte de ese 27% no comparte su forma de gobernar o han olvidado que los votaron (supongo que en un intento de expiar su parte de responsabilidad).
Ahora, el futuro está en manos de la mayoría social de este país, aquélla a la que se ha obligado a hacer ingentes sacrificios, la que se está empobreciendo mientras otros continúan enriqueciéndose. Necesitamos más democracia, y ahora es la hora!
“Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento ”
(Nelson Mandela, Discurso pronunciado en la Cumbre del Mercosur, Ushuaia, julio de 1998)